Aunque cada vez menos, el mantenimiento es contemplado por las empresas como un generador de gastos, e inclusive como un mal necesario y no lo que realmente es, un área estratégica que contribuye a ser más efectivas y competitivas.
Hoy en día las nuevas políticas del mantenimiento se basan en el perfeccionamiento y desarrollo de nuevos sistemas y procesos de control que trascienden los primarios sistemas de mantenimiento preventivos y proactivos.
Dentro de los procesos de innovación, la innovación tecnológica en el mantenimiento es uno de los factores con mayor relevancia y necesidad de crecimiento.
La innovación en el mantenimiento tiene cada vez un mayor peso y responsabilidad en la expansión y mejora de un sector que está en crecimiento. A medida que las empresas trabajan de forma más eficiente, sus resultados también mejoran, así como la calidad y la rapidez de actuación en la realización de servicios.
Con la introducción de nuevas herramientas gracias a los últimos avances tecnológicos, se lleva a cabo un proceso activo de innovación a la hora de dar forma a una serie de procesos más eficientes y completos.
Gracias a una apuesta constante en innovación por parte de las empresas, se planta cara a diferentes retos como la eficiencia energética y la sostenibilidad, donde no se puede olvidar la preparación y cualificación de los profesionales, para ser capaces de enfrentarnos a estos nuevos retos y aumentar la competitividad.